2- La familia: ¿Todo y nada?





Parece que el pasado siempre vuelve...


Dicen que cuando eres niño el núcleo de tu vida gira entorno a tus padres pero cuando te haces mayor lo que antes más ansiabas, su aprobación en todas tus acciones, su cariño o comprensión y eso de contarles hasta la mayor de las tonterías, comienza a molestar, los adultos parecen auténticos vestigios vivos del pleistoceno que vivieron otra época y que para nada entienden a los jóvenes de hoy. 

En la clase de hoy, después de analizar los tipos de modelos de educación por todo el mundo, siendo para mí el más llamativo la flexibilidad del modelo finlandés, el profesor nos dividió por grupos y en mi caso generó el debate de: "¿Familias más presentes en la escuela, sí o no?"

Primero, una lectura detenida de artículo propuesto por el profesor "Mediadores hasta en el WhatsApp" del diario El Mundo y cuyo link on-line para los curiosos os dejo aquí, (aunque si queréis hacer trampa y no leeros todo el texto os dejo la video-entrevista que habla sobre este tema)



¿Hay que dejar a los chavales que resuelvan sus conflictos solos? era la pregunta que más se planteó en mi grupo. La respuesta era clara: "Sí, pero..." 

Los adolescentes son los futuros adultos y como tales quieren ser tratados, así que darles libertad para resolver sus conflictos, ya sea a través de la ingeniosa vía de los mediadores de WhatsApp, como a través de la palabra, será un refuerzo positivo en sus vidas, que les ayudará no ahora, sino siempre. La batuta directora del padre debería ir más a enseñarles el procedimiento para resolver un conflicto, pero no ahora, en la adolescencia, sino incluso en la infancia, donde su opinión realmente tiene peso. 

Pero ¿tienen la capacidad los adolescentes de abordar todo tipo de conflictos? Aunque quiera que se le trate como adultos, mentalmente aún no lo son. Por eso yo y mi grupo abogamos por discernir entre problemas y problemas: algunos de gravedad necesitan de los padres, como el buylling o incluso de las autoridades judiciales, mientras que en los más sencillos puede ser una muestra de confianza e incluso de respeto dejar que ellos solos lo resuelvan.

No se trata en resumen de cortarles las alas a los hijos ni tampoco dejar que prueben a volar todo el rato y terminen estrellándose contra el suelo, tal vez la clave se reforzárselas con celo para que algún día estemos al cien por cien seguros de que esos hijos podrán aportar grandes cosas al mundo. 


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